Migo V despertó de un sueño de 5 años:
Alguien puso música que sonaba desde el cielo, era un viejo rock que recordaba buenos tiempos sobre esas calles, pero ya no se veían como antes, mucho tiempo había pasado luego del largo sueño y la música del cielo pasaba a otra canción que era conocida cuando todo era diferente y puede que mejor. Luego V encontró entusiasmado un local que no había cambiado y que era un bar donde había brindado con amigos hace mucho. Esperaba abrir la puerta y encontrarlos, en efecto, el lugar no había cambiado mucho, pero estaba vacío, sin cliente, solo el barista que estaba limpiando una copas.
Salió del local, esperaba encontrar alguna nueva señal del mundo anterior de hace cinco años, encontró a un viejo amigo que le contó todo lo que se había perdido en los cinco años, que los que conocía se habían ido a otras ciudades, que los amigos ya no llamaban para reunirse porque estaban ocupados. V se puso a llorar, pero el amigo en consuelo le dijo que el pasado todavía sigue vivo, de lo contrario no se hubieran encontrado. V conmovido se despidió de él, le dijo que le perdonara si se volvía a dormir otros cinco años para reencontrarse, que era inevitable este largo descanso porque así era el tiempo, no perdona a nadie y corre para todos. A medida que se alejaba, empezó a correr con vigor por el puente los Andes para ver si podía retroceder el universo, creyendo que a cada paso apresurado podría despertar cinco años antes, la música del cielo empezaba a sonar una nueva melodía antigua y sonaba con más fuerza, mientras tanto él se empezaba a difuminar por la velocidad mientras subía cuesta arriba el puente rumbo hacia el distrito del tambo.
Y despertó.
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